Desde que la descubrí, hace 5 años, no he dejado de acudir (salvo alguna excepción). Se ha convertido en mi plan del último jueves de cada mes. A las 20:00, nos reunimos en Cibeles para dar una vuelta en bici por las calles de Madrid. Siempre haciendo una ruta diferente.
Lo que comenzó siendo un paseo en bicicleta por unos cuantos locos (me incluyo), se ha convertido en una cita obligatoria para los que pedalean por Madrid, y cada vez somos más. Y esto está teniendo consecuencias -en mi opinión- negativas para los propios defensores de la bici.
Aumenta el número de ciclistas (en principio es bueno) pero esto provoca que las interrupciones del tráfico sean más prolongadas en el tiempo (no es lo mismo esperar a que pasen 50 personas con sus bicis que 4.000). Entonces llegan las tensiones:
Por un lado: Los conductores, desde sus coches, impacientes, atacan verbalmente a los ciclistas y en algunos casos pretenden seguir circulando. Están cansados del trabajo, o han quedado y llegan tarde... lo que tensa aún más la situación.
Por otro, los ciclistas “se crecen” al circular en una masa “intocable”. Por primera vez las bicis son dueñas de la carretera, quitándoles el puesto a los conductores. Y cuando escuchan las quejas piensan (o responden): “Ahora te toca a tí”.
En los últimos casos, la mala educación y la falta de respeto han provocado encontronazos entre ambos colectivos, derivando en actitudes violentas, totalmente fuera de lugar. Es una pena, porque la idea inicial es buenísima. Cuando puedes circular en medio de la Castellana desde la bici, sin coches rozándote, pitándote, etc. es una sensación única que sólo vives en cada Bicicrítica. Pero por estas situaciones violentas no quiero volver a pasar...
Creo que algunos ciclistas olvidan que si pretenden circular el resto del tiempo, no deberían practicar mucho lo del “abuso de poder”... no se trata de una guerra, sino de un cambio cultural, un avance a una cuidad con menos contaminación (tanto del aire como acústica), tráfico, o problemas de aparcamiento. Y para ello, lo último que necesitamos los ciclistas, que ya estamos indefensos frente al resto de la circulación en la ciudad, es que los conductores pretendan seguir “jugando” al ojo por ojo.
Ojalá desde el Ayuntamiento REALMENTE apostaran por la bici en Madrid. Somos muchos los que pedimos nuestro espacio en las vías urbanas. Ojalá Madrid fuera una ciudad de bicis... entonces dejaría de ir a la Bicicrítica.