jueves, 21 de marzo de 2013

Argumentario en contra de la obligatoriedad del casco

La polémica del casco existe porque es difícil entender cómo nadie pueda estar en contra de un objeto que puede salvarle a uno la vida ante un accidente. Y es que nadie está en contra del casco, sino de su obligatoriedad, aquí os dejamos algunos argumentos publicados en Valencia en bici que pueden resultar muy esclarecedores:


El ciclismo no es una actividad peligrosa. O lo es tanto como caminar, viajar en el interior de un vehículo a motor o bañarse en la piscina. El casco obligatorio para los ciclistas es una medida desproporcionada. En la práctica del senderismo se producen más traumatismos de cabeza que en la práctica del ciclismo urbano. La mitad de los traumatismos graves de cabeza se producen en el interior de un vehículo a motor. Existe un estudio de la Monash University que justifica la obligación del casco para conductores. Si el casco obligatorio para conductores es una medida desproporcionada, también lo es para los ciclistas.

El casco es una medida de protección pasiva. Esto significa que no evita el accidente, pudiendo, en un número reducido de ocasiones, mitigar la gravedad de las lesiones. El casco sólo protege la cabeza. No se puede comparar a la obligación del uso del cinturón de seguridad porque éste sí evita otro tipo de lesiones, como traumatismos torácicos o en las extremidades. El casco es efectivo en impactos leves, a baja velocidad. Poco pueden hacer ante un atropello. Es una obligación injustificada.

En todos los países donde se ha hecho obligatorio el casco para ciclistas el número de ciclistas ha descendido. Esto tiene como consecuencia un aumento de la peligrosidad para los ciclistas que quedan en circulación por un mecanismo conocido como safety in numbers. En los países de referencia donde el ciclismo urbano está extendido el casco no es obligatorio y la población no lo utiliza.




El ciclismo urbano tiene beneficios globales para la salud general que con la obligatoriedad del casco se pierden.

  • Los ciclistas viven más porque realizan a diario un ejercicio moderado. Pedalear tiene unos beneficios sobre la salud que superan, con creces, las lesiones producidas por caídas o atropellos.
  • Más ciclistas suponen menos vehículos a motor en circulación. Se reduce la contaminación atmosférica y sonora en la ciudad y, con ellas, las graves enfermedades que ocasionan, de lo cual se beneficia el conjunto de la sociedad.
  • Se reduce la siniestralidad. Cuando hay gran número de ciclistas (a partir de un 10% de todos los desplazamientos) el tráfico en la ciudad se calma. Esto conduce a una reducción drástica del número de accidentes con todo tipo de implicados. Todo ello redunda en una mejora de la salud general de la población.

La obligatoriedad del casco reduce el número de ciclistas, se pierden estos beneficios y se obtiene el resultado contrario al esperado. La obligatoriedad del casco nos arroja a un empeoramiento de la salud general.

Compensación del riesgo
Por este mecanismo se anulan los supuestos efectos sobre la salud de utilizar el casco. El ciclista que circula con casco, por sentirse más seguro, lo hace a mayor velocidad y tomando menos precauciones. El conductor del coche, por considerarnos protegidos, nos adelanta con un menor margen de seguridad.

Riesgo de traumatismo rotacional.
Se ha sugerido que la mayoría de los daños cerebrales permanentes y muertes después de un traumatismo de cabeza pueden deberse a fuerzas torsionales que conducen a un daño axonal difuso, uno de los tipos de lesiones encefálicas más frecuentes y más devastadoras. Este tipo de lesiones no pueden ser mitigadas por el casco. Los diseños de casco para bicicleta, en particular los que no son integrales, pueden incrementar las fuerzas torsionales.

¿Y que pasa con los niños? El uso del casco en los niños es muy recomendable para evitar hacerse daño cuando se caen, por causa propia, con la bicicleta. Un alto porcentaje de niños atendidos en urgencias llegan por traumatismo craneal. Los pequeños tienen especial predisposición a caerse y golpearse en la cabeza porque son niños. Disfrutan corriendo mirando hacia detrás, trepando, empujando, saltando, colgándose, patinando o pedaleando... e inevitablemente se caen.

En resumen: no al casco obligatorio.
Todavía puedes firmar la petición (con más de 11.400 firmas) para que la DGT no prohíba a la gente a pasear por la ciudad en bici sin casco.

Otros artículos relacionados:
Reportaje en La 2 Noticias sobre la obligatoriedad del casco para ciclistas urbanos (19/03/2013)
Posicionamiento de la Red de Ciudades por la Bicicleta entorno a las modificaciones del - Reglamento General de Circulación (13/03/2013)
- Entrevista a María Seguí en la SER (08/03/13)
- Influyentes #porlabici: Alfonso Triviño, Asociación Ciclistas Profesionales (5/03/13)
- Sobre el casco obligatorio y la bici pública (04/03/13)
Sobre el casco, Mikael Colville-Andersen (TEDx) (08/01/2013)

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